...Vale que no me apetecía nada ir, que el rollo religioso me viene grande y que adorar a dios y a Lorenzo es incompatible. Así, que con estas premisas, hice este cesto.
Para empezar me levanto tarde, que anoche me entretuve más de la cuenta (¿por qué no habrá comuniones los miércoles, carajo?). Duchita rápida, afeitado, traje de rayas y a la carretera que la comu es un pueblo a veinte kilómetros (que no habrá iglesias más cerca jo..). Como ya voy con el culo pegado, todo se vuelven pulgas, comienza a llover y me paso de salida en la autopista, llego pelín tarde, aparco en la frontera con el pueblo de al lado y al salir piso un charco que debía ser la piscina municipal, así que con los zapatos haciendo cric cric , los dos si, que si se pisa un charco mejor hacerlo en condiciones, el agua escurriendo desde las rodillas y las gafas de sol haciendo bulto en el bolsillo me voy, de oido, en busca de la iglesia, un edificio enorme con dos campanas que suenan que riete tú de mi vecino el bakala del segundo.
Y da igual llegar pelín tarde, aquello es un hervidero de gallinas saliendo y entrando, que se ve que son todos de los míos y nadie se muestra religiosamente respetuoso. Ocupo mi localidad, reservada, (la asistencia forzosa por familiaridad está reconocida con tribuna preferente). Y saliendo de detrás de una puerta aparece un cuarentón con pantalón oscuro y camisa a rayas blancas y negras, que micro en mano ruega silencio, obteniendo el mismo resultado que yo cuando pido que me toque la primi... aunque sea una de tres. Y dos veces, y a la tercera, el tipo con pinta de predicador se come el micro y grita un ¡¡QUE OS CALLEIS¡¡ que no lo supera ni el mismísimo JuánCarlosprimerodelasespañasmías. Las abuelitas con carné de abonadas intentando recolocar los ojos en sus órbitas, los críos en versión pausa de video a mitad de zancada en el pasillo y un lactante en pleno desayuno que comienza a berrear que se ve que con el susto le cerraron el grifo.Y si, yo flipando, que el tipo parecía un predicadorrrr de esos de los canales de tele raros, pensando, hay dios la que me espera, envía un rayo o algo que me libere. Y el jefe de la obra que nos saluda, ya más sereno, nos agradece nuestra fundamental presencia, que se ve que sin público la cosa no es lo mismo y nos pide un poco de paciencia, que a punto está de comenzar la función.
Y hace mutis por el foro, suena un coro, así como en gospel pero versión castellana, más cerrados, más sobrios, más blanquitos y más austeros, vamos que estaba a mitad de camino entre orfeón donostiarra y estopa...cosa digna de verse. Se abre otra vez la puerta y ahí está, con su sotana blanca sobre la camisa a rayas, todo digno él, el predicador. Y que entren las princesas y los marineros. "La doña", que había ido con su coche y por libre que me empieza a llorar emocionada, (ahivadios, ella que se casó por lo civil y tiene a los nenes sin bautizar, que reniega de la iglesia, que sólo le falta un crucifijo invertido colgado a la entrada de casa), nunca entenderé a las mujeres... Ambos, princesas y marineritos, todos relucientes recién pintados, con el paso acompasado y corto, eso chicos, que no hay prisa y (Debón y Bautista que ya deben haber salido) y las manos unidas se ve que con una gotita de loctite, que no las separaban en toda la ceremonia. Y ahí va la procesión. Y venga flashes y van acercándose todos en filita hata situarse ante el altar y ocupar unas sillas en círculo y en el centro, todo orondo y feliz con su cosecha, el predicadorrr. La cosa iba tal que así. El tipo micro en mano, hablando con una sonrisa, que ya pensaba yo que a la salida habría un formulario para formalizar, previa donación, la entrada en el paraiso. Y preguntando, como en el cole, y los nenes, angelitos míos con el dedo en alto diciendo, yo¡¡ yo ¡¡ a miii¡¡ y respondiendo de carrerilla, que no parecía ensayado ni nada (ejem). Luego, de memoria recitaban lo contentos que estaban de pertenecer por fin a las ordes cristianas, de tener carné de creyentes y de lo felices que se sentian en el día (textual) "más feliz de su infancia", (quítales tú el regalo de la Wii, la PSP y el eurodisney y da gracias a las manos unidas por el locite..que si no te arrancaban los ojos..fijo), que uno es cristiano en minúsculas, pero persona con las letras grandes... y no dejan de ser chavales.
Lecturas varias y el grupo gosp-stopo amenizando la pantomima. Y detrás mío, que siempre me toca, la pesada que se sabe tooooodoooo el repertorio y de niña la rechazaron en el coro por falta de voz, y ahora cuarenta años después y con una 120 de pecho, bien que les hace arrepentirse de no haberla fichado, contrarrestando, con los ojos achinados en plan "tomad esta" la voz del coro, que ella solita se basta.
Ya pensaba yo, me pierdo la salida del Dani y el Lorenzo y al ritmo que va esto lo de Nadal lo pillo en el tercer set. Pero no amiguete. Dios es grande y una vez cumplidos sus deberes, santificar el pan y el vino, me hace una llamada al móvil, utilizando sutilmente la persona de mi padre, para hacerme salir de la iglesia a responder...y..en su poderosa sabiduría no me envía un rayo, no, sino el diluvio universal que me obliga a refugiarme en el bar de enfrente. Y costaba eeehh¡¡, que había en el bar más guapos que en el "hola", que me tuve que abrir paso a codazos hasta la barra. Y es que no hay mejor negocio que un bar... enfrente de la iglesia. Aprovecho que paga el de arriba para alargar la tertulia con mi padre, con los ojos en la pantalla de una tele enorme (dios bendiga a la Sony). En esas estoy, esperando la salida de moto GP, alargando la conversación, cuando mi padre se me queda sin carburante y dios, que sigue escuchando mis plegarias, al minuto de colgar me envía un SMS por mediación de mi hermano el motero, el que con cada pasaporte al sueño de la victoria de mi Lorenzo me envía un mensaje cruzado con el pronóstico del podio, así sean las tres de la mañana o un domingo de comunión. Y va..y !!me llama¡¡. Que ya tenía yo su número a un dedo de marcar.Y comienza la carrera, y vía telefónica vamos comentando las jugadas y en esas estamos cuando aparece "la doña" en el bar. Con una mirada que ya me se, de esas que si te pillan en la cocina más te vale apartar la bombona de butano. "dondecarajoestabasqueestántodosesperándoteparalafoto", cuelgo, que remedio y ella que sigue, y con quién hablas y ya sabía yo que te venías al bar a la mínima y de la oreja, me lleva hasta la entrada para la foto de familia bajo el diluvio. Animalitos.
Y ahora ya con permiso me vuelvo al bar que tenía allí un asunto a medias, me llevo a los cuñados, que es mejor quedar mal en grupo y nos da tiempo a una caña y colocar la plata para el niño Jorge. Y al salir se ve que a dios le mola el de la bandera negra y nos regala una pausa en el diluvio y nos vamos a comer, pero eso es otra historia y requiere su tiempo, un día, si dios quiere, te lo cuento.
