Al señor Julio casi se le para el corazón cuando aquel tipo irrumpió agitando los brazos en mitad de la carretera. La noche se había avalanzado magestuosa, cubriendo el paisaje con su negrura espesa, además llovía con fuerza.Tuvo que frenar bruscamente para evitar atropellarlo.
-Hombre de dios no ve que casi le mato?
-Perdón se me..me he...
-Suba suba, que se va a coger cualquier cosa ahí fuera-. Era un jovenzuelo moreno, metro sesenta y poco , escurrido, con barriguilla, una cara aniñada y unos ojos vivos e inteligentes. vestía con un traje oscuro, sin corbata, camisa blanca y tenía acento del sur.
- Verá - dijo - verá usted caballero, he tenido un problemilla con el coche, me, me he quedado atascado aquí mismo, en este bosque, en el camino de la derecha...
-Jejejeje - las risas del señor Julio sonaban socarronamente divertidas -¿¿En el arenal??
- Sí..bueno, no se.. -Se detuvo un instante, como para tomar aire - Si fuese usted tan amable de intentar sacarme, le estaría muy agradecido, se lo compensaría..
Penetraron en el bosque, la vieja C 15 se quejaba amargamente con cada pequeño desnivel. -Aquí a la derecha- . Se apearon. El Señor Julio echó una mirada. El Mercedes había sido literalmente engullido por la tramposa arena, se encontraba sumergido hasta el parachoques.
- Recoja sus cosas, hoy dormirá en mi casa y mañana vendremos con el tractor... y no se preocupe, nadie va a llevarse su coche de aquí.
El joven puso cara de resignación, dió por sentado que aquel abuelete tenía razón, abrió el maletero y sacó dos maletas,-¿ Alex? - la puerta del copiloto se abrió dejando asomar una cabeza femenina, menuda, pálida, de un blanco imposible que resaltaba aún más el contraste con sus ojos verdes esmeralda. .... Al señor Julio no le cabía en la cabeza. Comprendió lo que le había sucedido a esta pareja de tortolitos, pero no entedía el por qué. No comprendía que cuando uno está saturado de hoteles con el firmamento a la puerta, bien lucido, cuando los paraisos se convierten en el patio de atrás y dejan de motivarte, un polvo en el coche, en un camino en mitad de un bosque y la noche oscura "pone"y resulta altamente tentador.
Y coja otro poco de queso carajo, que está usted en los huesos señorita. Y sí, vivo solo, bueno casi, aquí, en la aldea vivimos una pareja, los de la casa de la entrada, y un servidor. Pero el pueblo queda muy cerca y bajamos todas las semanas. Y si, es normal que el chisme ese no le funcione, aquí las ondas siempre están de vacaciones. Bueno, en la radio sólo se pilla la cadena esa de los rojos y una emisora portuguesa y la tele..huy la tele, para lo que nos echan..Se ven la uno y la dos pero siempre he pensado que la tele y el cine sólo sirven para embrutecernos, A mi lo que de verdad me gusta es leer. Aprendí a leer y escribir en la mili, entonces y os va a sonar a chiste tuve la necesidad de recuperar el tiempo perdido. Mi Reme - hizo una pausa para dejar deslizar sus ojos cansados hasta una foto que colgaba de la pared - siempre me decía, se te va a hacer sopa el cerebro con tantas letras.
Carajo que no - dijo, mientras echaba otro tronco a la chimenea - ¡Que solo no! - Y la rubia mona lamentó haber ahondado en el tema - o si, depende de como lo mire. Tengo la soledad que deseo, y cuando ésta me ahoga tengo a Venancio y Raquel y si no siete kilómetros cuesta abajo hasta el pueblo. No es mala la soledad, la soledad en minúsculas, la que eliges. La soledad es una estupenda amante, pero una pésima esposa - sentenció - quiero decir, que no está mal estar solo a ratos,que no lo queremos, porque eso, estar a solas con nosotros nos da verdadero pavor y porque no le arrancó dios una costilla a Adán para nada.. Y no, a veces me bajo con la bici por el camino del cementerio, hasta la huerta. Y paro ahí, donde los muertos y saludo a Marcial y a Ramón y a Cundo, y me siento un rato con mi Reme a contarle como están sus geranios de hermosos y que vaya tomates más ricos nos están saliendo, cualquier chisme del pueblo, que se que los disfruta. Luego le cambio la flor y le apaño la losa, que hay que ver que poca decencia, que de uno de noviembre a uno de noviembre tres dedos de polvo por difunto, y así en casi todas. Y no, lo doloroso no es que la piedra esté sucia, lo que duele de verdad es que se olviden de ti cuando aún respiras y si no mira al Venancio, tres chicos tres y bien hermosos todos colocados y casados, el 21 cuatro meses sin venir, ninguno. ¿para eso criamos hijos?..no ..que no, ea, que las personas matan más que el tiempo.
Y se quedó en silencio, enturbiado sólo por el crepitar de las llamas, con los ojos fijos en el fuego, durante no menos de un minuto, como en éxtasis, como ido, como hipnotizado.
-Uno y con el tiempo lo aprenderás Alex, pero ya te lo anticipo, uno al final de la vida solo atesora recuerdos y la esperanza de que alguien te recuerde.
La mañana se presentó sorprendentemente soleada. Desayunaron. Mientras arrancaban el montón de chatarra al que el señor Julio llamaba tractor, Alex le lanzó a bocajarro la pregunta.
¡¡Uufff, que difícil!!. Si me prometéis que nos os vais a reir, os lo cuento. Si pudiese elegir, si sólo tuviese que elegir, me gustaría ver el mar. Verlo en directo, en vivo, quiero tocar el mar, quiero quedarme de pie en la orilla y buscar esa línea que le une al cielo y sentirme pequeño y mojarme los pies y saber que se siente...
Dos semanas más tarde firmó el certificado y se dirigió hacia la mesa de la cocina, con el sobre en la mano. Lo abrió cuidadosamente, del interior extrajo una foto de Alex dedicada y firmada que rezaba: "Me acuerdo de usted, muchas gracias" Y un sobre, en blanco, lo miró por delante y por detrás, nada, lo abrió curioso y tuvo que sentarse cuando hubo vaciado su contenido. Había un billete de avión y una reserva de hotel en tenerife, nada menos. El señor Julio, sentado, gíró la cabeza hacia la pared , murmurando -"¿ves como si Reme?, que si haces el bien el bien te hes siempre devuelto".Y leyó otra vez el papel. Lo leyó y releyó, hasta que se le nubló la vista.
Aquel domingo, meses después, en el bar de Paco , entre castellanas y humo de farias, los feligreses de abono, del mus y el dominó, disfrutaban la sobremesa.
-¡El pito doble! - y al dejar la ficha sobre la mesa la tele le hizo un guiño, -¡¡Dale al volúmen Paco!! - espetó.
Pero no le hacía falta, la presentadora de televisión entregaba un premio al cantante, pero él ya no necesitaba escuchar sus nombres.
